Las patologías cardiovasculares, como la fibrilación auricular, son responsables del 50% de los ictus de origen cardioembólico y del 20% de todos los ictus. Estos, producidos por fibrilación auricular son mucho más severos. En España, es la segunda causa de muerte y según el informe de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año 110.000-120.000 personas sufren de ictus.
¿Qué son los ictus?
Es un trastorno donde ocurre una parálisis abrupta de la sangre por oclusión o por hemorragia, las más comunes son las cerebrales, y se conocen como trombosis, embolias o accidentes cerebro vasculares.
Debido a que una de las consecuencias del ictus es la formación de coágulos, una manera de eliminarlos es mediante compuestos que reducen la viscosidad sanguínea, denominados “anticoagulantes”. De igual forma, se ha logrado demostrar que el consumo de estos medicamentos en pacientes cardiológicos ha disminuido significativamente la presencia de accidentes cardiovasculares y hemorragias internas por rupturas de venas y arterias.
¿Qué tipos de ictus existen?
El ictus, como mencionamos anteriormente, es una patología asociada al sistema cardiovascular, por lo que existen dos tipos: (1) el isquémico o infarto cerebral, que ocurre cuando una arteria queda obstruida, por un coágulo sanguíneo y el (2) hemorrágico que se produce al romperse un vaso sanguíneo, dando como resultado una hemorragia dentro del cerebro, ocasionando que las células nerviosas dejen de trabajar.
Los síntomas de estas patologías en líneas generales son:
- Hormigueo o debilidad muscular en la cara, brazo o una pierna especialmente un lado del cuerpo.
- Dificultad para hablar, leer o entender a los que hablan.
- Distorsión de la visión en uno de los ojos
- Dolor de cabeza intenso.
- Pérdida del equilibrio y la coordinación.
¿Qué personas deben consumir anticoagulantes?
El consumo de anticoagulantes es recomendado, para pacientes cardiovasculares de forma preventiva, ya que tienen mayor riesgo de padecer un ictus, tales como:
- Problemas en las válvulas del corazón para evitar que sufran una embolia.
- Individuos con válvulas artificiales para evitar que se obstruyan; o con el corazón muy dilatado para que no sufran una embolia.
- Personas con trastornos del ritmo cardíaco para que no sufran una embolia.
- Personas con defectos congénitos que hacen “más espesa” la sangre.
De igual manera, también es empleado en pacientes que hayan sufrido una trombosis o una embolia y así evitar que la misma se repita. Para estos pacientes suelen indicarse anticoagulantes de nueva generación que poseen menor riesgo de generar por sí mismos, hemorragias.
¿Cómo funcionan los anticoagulantes en la medicina preventiva?
Los anticoagulantes, como su nombre lo indica, evitan la formación de coágulos sanguíneos y que los mismos, una vez formados, incrementen su tamaño. El mecanismo de acción varía según el origen del medicamento; existen los que desaceleran el proceso de formación de coágulos en el cuerpo, ya que influyen en la inhibición de las trombinas, que son una enzima encargada en la formación de los coágulos sanguíneos en nuestro cuerpo, recibiendo el nombre de anticoagulantes de acción directa.
Por otro lado, siguiendo con la medicina preventiva, están los medicamentos antiplaquetarios, como la aspirina, que previenen que las células sanguíneas llamadas “plaquetas” se aglomeren para formar un coágulo, interfieren con la vitamina K, la cual es esencial para la formación de coágulos al momento.
¿Qué tipos de anticoagulantes son usados en la medicina preventiva?
El uso de un tipo de anticoagulantes dependerá del historial médico del paciente. Existen los que son suministrados oralmente, por intravenosas y vía subcutánea. Según su mecanismo de acción, están los que afectan de la vitamina K, que han sido durante años, los más utilizados para tratamientos de medicina preventiva y han demostrado disminuir el riesgo de complicaciones cerebrales en pacientes con fibrilación auricular sin aumentar el riesgo de hemorragia gastrointestinal, si se mantiene una correcta anticoagulación.
Los nuevos anticoagulantes orales, cada vez están ganando mayor campo, ya que estos medicamentos no requieren monitorización de los niveles de anticoagulación y se administran en dosis fija, por lo que presentan una ventaja a la hora de realizar seguimiento continúo del tratamiento.
Riesgos de consumir anticoagulantes:
El tratamiento con anticoagulantes también se asocia con un aumento del riesgo de complicaciones hemorrágicas, debido a su efecto diluyente de la sangre, produce como complicación mortal el incremento de la tasa de hemorragias intracraneal.
Por ello, la aparición de los anticoagulantes orales de acción directa no solo ha permitido mejorar la eficacia del tratamiento, sino sobre todo, ha incrementado su seguridad, siendo esencial la evaluación del paciente y seleccionar el anticoagulante más apto para el mismo.
Estudios recomiendan la aspirina para aquellos casos de cardiopatía no tan graves, ya que tiende a causar menos complicaciones hemorrágicas que el Clopidogrel o la Warfarina, pero es posible que no bloquee la coagulación lo suficiente para prevenir isquias.
¿Cómo mantener la anticoagulación en control?
Si bien los anticoagulantes representan una ventaja en el tratamiento preventivo de los dos tipos de ictus, se debe mantener controlado para evitar riesgos de hemorragias internas por efectos excesivos de la dilución de la sangre, que inclusive pueden fomentar la presencia del ictus hemorrágico.
Por ello la medición del indicador llamado INR, es esencial para el tratamiento de la medicina preventiva con anticoagulantes, nos dice cómo se encuentra la coagulación sanguínea, es recomendable que ésta se mantenga en un rango entre 2 y 3, ya que si arroja un valor menor a ello se eleva el riesgo de ictus, mientras que si se mantiene por encima del rango indicado aumentan las posibilidades de que se produzca una hemorragia.
Recomendaciones al momento de consumir anticoagulantes:
Debido a que los anticoagulantes orales en su mayoría afectan la vitamina K, se debe ajustar la dieta con su médico para generar una dieta balanceada en donde se mantenga los niveles de vitamina K ya que la misma es esencial también para la osteoporosis.
Ahora bien, se debe tomar exactamente la dosis diaria indicada, si es posible siempre a la misma hora y nunca modificarse sin previo conocimiento del médico .