Los deportistas pueden verse afectados por distintas condiciones. Una de las más comunes, se conoce como fibrilación auricular, y en la presente ocasión, hablaremos sobre sus síntomas y los factores que influyen en su aparición.
¿Qué es la fibrilación auricular?
Mejor conocida como arritmia, se caracteriza por ser una condición que muchas personas llegan a padecer. Pueden sufrirla personas menores de 50 años. Sin embargo, con el paso del tiempo, tienden a incrementar las probabilidades de padecerla.
Dentro del ámbito deportivo, existe la posibilidad de sufrir de fibrilación auricular. Los que pueden desarrollarla, son deportistas profesionales que se dedican a entrenar por muchos años.
Será más frecuente en atletas de 40 a 50 años, ya que los deportistas más jóvenes no cuentan con el nivel de experiencia de los de mayor edad.
¿Cómo afecta la FA el ritmo cardíaco?
El corazón tiene un ritmo cardíaco normal. Dicho ritmo se llama ritmo sinusal. Se produce por impulsos eléctricos y los hacen células del corazón.
Son llevados a un foco de la aurícula, y esto hace que se contraigan sincrónicamente, lo que hará que la aurícula se contraiga eficazmente. Luego de contraerse, el impulso es enviado a los ventrículos, que se encargan de producir los movimientos del corazón.
En la fibrilación auricular, el proceso es distinto. El impulso eléctrico se origina en varios puntos, lo que causará demasiada actividad eléctrica en las aurículas del corazón.
Debido a esto, las células se contraerán, y la aurícula no podrá hacer sus funciones, y habrá una fibrilación.
Razones por las cuales un deportista puede sufrir de FA
Hay distintos motivos por los cuales está patología puede aparecer en la vida de un atleta, como las siguientes:
- Envejecimiento prematuro.
- Tono parasimpático elevado.
- Condiciones hereditarias como varices.
Para los atletas, dicha condición podrá iniciar como una arritmia pausada. En pocas palabras, no estará presente todo el tiempo, y solamente se detectará cuando el ritmo cardíaco del deportista incremente.
Usualmente, la frecuencia cardíaca en la que podrá aparecer, rondará los 100 latidos. Esta es la más común en los atletas. Gran parte de los individuos son hombres y mujeres de 40 a 50 años que practican deportes como:
- Ciclismo.
- Atletismo.
- Esquí.
Además, este grupo de atletas suelen realizar planes de entrenamiento que no incluyen períodos de descanso. Lo más recomendable, es escoger varios días para dejar que los músculos recuperen fuerza.
Al no descansar, la fibrilación auricular comenzará como episodios de latidos cortos. No durarán más de 1 hora, y se detendrán por sí solos, por lo que no habrá que acudir con un médico.
Durante las noches, vendrán los episodios severos, o luego de comer. Rara vez aparecen durante la práctica de algún deporte. Aparte, se ha diagnosticado que existe una conexión entre la cantidad de horas que un deportista pasa en el campo, con el riesgo de padecer fibrilación auricular.
Mientras mayor sea el volumen de actividad física, habrá más probabilidades de una dilatación de las aurículas cardíacas, lo que será capaz de dar origen a la FA.
Diagnóstico de la fibrilación auricular
Diagnosticar la fibrilación muscular es un proceso en el cual se incluye la realización de un electrocardiograma. Si se trata de una fibrilación paroxística, entonces el examen será normal.
Es recomendable que los atletas con palpitaciones esporádicas, acudan con un médico profesional cuando se sientan mal, ya que mediante el ecocardiograma será posible detectar que ocurre.
Se deberá realizar un registro de 24 a 48 horas para monitorear la actividad del corazón. En casos extremos, el examen deberá ser de una semana. Es probable que las arritmias se produzcan mientras el paciente es monitoreado.
Después de detectar los problemas, es necesario realizar una ecocardiografía o una resonancia del corazón, con el objetivo de detectar posibles alteraciones a la estructura cardíaca, ya sean de carácter patológico o fisiológico.
Variaciones de la fibrilación auricular
Existe una segunda fibrilación auricular, y se denomina persistente. Aunque no es tan común, suele hacer aparición en los deportistas que sufran cardiopatías o tengan hipertensión arterial.
A diferencia de la fibrilación paroxística, esta variación siempre estará anunciándose. Los latidos del corazón serán reemplazados por un ritmo inusual de manera permanente.
Seguidamente, la frecuencia del corazón bajará a menos de 100, y este es un motivo por el cual los síntomas serán difíciles de detectar. Será necesario un tratamiento médico, así como una cardioversión eléctrica para lograr revertir los efectos.
Algo que vale la pena destacar, es que este tipo de FA, no afecta a deportistas de bajo rendimiento.
Formas de tratar la FA
Lo primero que debe hacerse, es reducir la cantidad de actividad física. Muchos casos requieren total abandono de los deportes. Todo va a depender del estado del atleta, quien tendrá que descansar por lo menos 3 meses.
La pausa no es para siempre. No obstante, es vital que cese la práctica deportiva, ya que solo así se podrá prevenir escenarios graves. En cuanto a medicamentos se trata, el médico encargado es el único que puede determinar cuáles son los más apropiados.
Gracias a los medicamentos correctos, se puede tratar los episodios de la arritmia. Eso sí, no serán una cura definitiva, y habrá algunos efectos secundarios como mareos y bajo rendimiento deportivo.
Aquellos que sean atletas jóvenes, deben someterse a la ablación como tratamiento. Este método es curativo, y no presenta ningún tipo de efecto adverso.
Algo que debemos recalcar, es que si bien este método puede aliviar los síntomas, será más agresivo, y demandará un ingreso de por lo menos 24 horas. De hacerlo de la mano de un experto, los resultados serán satisfactorios.
Requerirá de una punción venosa, y se introducirá un catéter que debe llegar a las aurículas. A través de las venas, se podrán localizar los focos que ocasionan estos impulsos, y se quemarán con el uso de radiofrecuencia.
Tras dar por culminada la ablación, los deportistas podrán continuar con sus prácticas de no existir alguna cardiopatía. Si ese fuera el caso, el atleta tendrá que seguir las indicaciones de un profesional del corazón, un médico cardiólogo.