Aunque en ocasiones su impacto puede ser subestimado, el síndrome de fatiga crónica es un trastorno neurológico que ha ido tomando terreno cada vez más dentro de la población mundial. Si has sido diagnosticado con esta enfermedad o crees tenerla, lo mejor es darle la importancia que merece e iniciar el tratamiento de inmediato. Conoce todos los detalles relacionados con la fatiga crónica y como puedes combatirla.
¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?
También conocida por otros nombres como Enfermedad sistémica de intolerancia al esfuerzo o Encefalomielitis miálgica, es una enfermedad grave que puede afectar a un gran número de sistemas del organismo. Como su nombre sugiere, el síndrome de fatiga crónica se caracteriza por la sensación de agotamiento extremo que, en ocasiones, puede impedirte hasta salir de la cama.
Causas de la fatiga crónica
Lamentablemente, es un trastorno complicado que aún no puede explicarse totalmente a través de una afección médica como causa de origen. No obstante, existen algunas teorías que intentan determinar su aparición, las cuales consideran desde el estrés psicológico hasta las infecciones virales. Por otro lado, hay médicos que creen que el síndrome de fatiga crónica puede generarse por una serie de factores combinados. Algunos desencadenantes pueden ser los siguientes:
- Deterioro del sistema inmune: Algunos estudios señalan que el sistema inmunitario de quienes sufren fatiga crónica se ven afectados, aunque solo se conserva como una posibilidad.
- Problemas hormonales: En la sangre de los afectados, existe un gran nivel de hormonas generadas a nivel del hipotálamo, la hipófisis y las glándulas suprarrenales.
- Infecciones virales: Es normal que algunas personas desarrollen el síndrome de fatiga crónica luego de sufrir una infección viral como del Epstein-Barr y el herpes humano 6.
- Traumatismo físico o emocional: Algunos casos desarrollan los síntomas de la enfermedad tras exponerse a una situación de estrés emocional o sufrir una lesión física, aun si es por cirugía.
Ten en cuenta que para saber si sufres de esta enfermedad, no basta con una única prueba, ya que no hay alguna que, por si sola, pueda confirmar el diagnóstico. Será necesario que realices varias con el fin de descartar condiciones cuyos síntomas son similares a la fatiga crónica.
Síntomas de la fatiga crónica
La gravedad de su impacto y la variedad de síntomas del síndrome de la fatiga crónica pueden variar entre un paciente y otro. Sin embargo, enlistamos algunos de los más comunes:
- Dolor muscular
- Dolor articular
- Dolor de cabeza
- Dolor de garganta
- Fatiga
- Agotamiento extremo tras realizar actividades
- Problemas del sueño
- Problemas de concentración
- Dificultad para memorizar
- Mareos y/o náuseas
- Agrandamiento de los ganglios del cuello o las axilas.
¿Cuál es el tratamiento del síndrome de fatiga crónica?
La mayoría de los tratamientos de la fatiga crónica giran en torno a disminuir el efecto de los síntomas. Esto se debe a que, en realidad, todavía no hay cura para dicha enfermedad. En cualquier caso, puedes recurrir a dos tipos de tratamiento para abordar los problemas más graves.
Terapia
En algunos casos, los pacientes pueden verse fuertemente beneficiados por sesiones que enfrenten, tanto síntomas emocionales como físicos. A pesar del agotamiento extremo que pueden sufrir las personas por el síndrome de fatiga crónica, se recomienda hacer ejercicio para evitar alguna atrofia muscular. En este sentido, lo mejor son las sesiones de entrenamiento poco agresivas.
Por otro lado, visitar a un consejero experto en esta área puede brindarte herramientas para abordar una rutina con el síndrome de fatiga crónica. Asimismo, es posible encontrar maneras para controlar la depresión originada por esta enfermedad. Además, la asistencia médica te ayudará a detectar las causas que provocan los problemas del sueño.
Medicamentos
Naturalmente, ciertos síntomas de la fatiga crónica solo pueden mejorar con la ayuda de medicamentos recetados por tu médico. Si buscas combatir la depresión, síntoma muy común en enfermedades de este tipo, pequeñas dosis de antidepresivos pueden mejorar la calidad del sueño y aliviar el dolor. Lejos de lo que se crea, en ocasiones es necesario optar por medicamentos para tratar la fibromialgia.
Algunos pacientes, en su mayoría adolescentes, pueden sufrir de mareos y náuseas al momento de pararse o mantenerse erguidos. Para evitar dicha sensación, se recomiendan los medicamentos recetados para regular la presión arterial y el ritmo cardiaco.